Bailén, 19 de Julio
1.808-1.991.
¿Es posible la heterodoxia?
Santiago de Córdoba Ortega
Concejal de Hacienda y Personal del Ayuntamiento de Andújar
Fundador y Director de “Cuadernos de Historia”
«La rendición de Bailén», cuadro de José Casado del Alisal que se exhibe en el Museo del Prado,
con el general Castaños a la izquierda y el derrotado general Dupont a la derecha
Sr. Alcalde,
Don Luis Villarejo. Sres. de la Comisión de Festejos.
PUEBLO DE BAILÉN.
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Cambio mi vida por este momento.
Yo, que en mi
juventud canté gregoriano cuando estudiaba para religioso; que entre 1963 y
1967 fui profesor de historia y español en dos países de África negra,
participando involuntariamente en uno de los frecuentes golpes de estado que se
daban en las colonias francesas después de su independencia; que entre 1969 y
1975 participé en los movimientos de oposición en Madrid, terminando casi
siempre las manifestaciones corriendo delante de los temidos “grises”; que en 1976, ya en Jaén, canté
por primera vez la Internacional con otros históricos del socialismo e iba de
pueblo en pueblo constituyendo la base política y sindical de mi filiación
ideológica; que como historiador me importa más investigar la situación
económica social del pueblo que la jefatura política y económica de los que
gobiernan, porque ellos fueron en el pasado
la causa de la infelicidad del pueblo….; finalmente decir que, cuando vuestro
Alcalde Luis Villarejo me propuso ser Pregonero de las Fiestas de la Batalla de
Bailén, pensé como Fausto: CAMBIO MI
VIDA POR ESTE MOMENTO.
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Cada pregonero de las fiestas busca en la
tradición popular algo viejo del día a día, o algo olvidado.
Nunca un Pregonero, sea cual sea
su pasado emérito, podrá tener mayor honor que serlo en Bailén, porque se
convierte con la palabra en el cántaro de María Bellido, esa mujer que, como
vosotras mujeres de Bailén, tenia la grandeza de la humildad, la fuerza de la
valentía y la belleza maternal.
Cada año, este
rito popular de pregonar ha tenido en Bailén un nombre. Antes de mí fue
pregonera María Angustias Rodríguez,
mujer valiente y necesaria en la política de la provincia, defendiendo la
igualdad de las mujeres en Jaén y en el Congreso de los Diputados; Manuel Díaz Povedano, ilustre militar
que, a través de la investigación político-social de aquel 19 de Julio de
1.808, os confesó: "salvar la Patria
no es tarea de iluminados o visionarios, sino para todo un pueblo"; Pedro Luis Linares, profesor de la
Universidad de Granada, que en el 1.990, eligiendo la psicología diaria, invocó
al "duende protector de Bailén"
para que concediera a este pueblo un decálogo de buenos deseos. Y no me olvido
de Manuel Gómez Bur, pregonero de
estas fiestas, que lo conocí durante un homenaje que el Ayuntamiento de Bailén
le dio; recuerdo aún aquella noche estival mientras caía por este balcón el
pergamino de su pregón. Aunque Gómez Bur
se fue lejos el pasado mes de mayo a un escenario celeste, nunca dejará las
tablas de la escena y posiblemente ahora esté junto a mí en este balcón o con
vosotros en la plaza. Os pido para él el calor de vuestros aplausos.
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El pregón de 1991 desde la heterodoxia
Es uso y
costumbre que el pregonero, buscando en el pasado y el presente, elija temas
vivenciales que animen o que ilustren este momento festivo. Sirviéndome de la
radioscopia popular en mis conversaciones con muchos de vosotros, he elegido
ilustrar una parte de la tradición de estas fiestas, pero desde la heterodoxia,
que no es otra cosa que sembrar duda para diferenciar qué parte de la tradición
es historia y qué parte no la es. La tradición es la memoria de los pueblos,
fácilmente manipulable por quienes ejercen el poder o están a su servicio.
Historia y tradición no son lo mismo, aunque tengan de común el pasado. Por
ello, para conocer qué parte de la historia ha sido manipulada en la tradición
de estas fiestas, he buscado las divergencias entre la historia y la tradición
de unos hechos comunes que comienzan en 1808. Cuando en mi juventud estudiaba
entre las paredes de un claustro la historia de la Iglesia Católica, un viejo
profesor de Historia y Teología nos decía en su aula: “algunos herejes que la Iglesia ha condenado, estaban en la verdad y fueron
más ortodoxos que muchos de sus renombrados teólogos”. Varias décadas
después, cuando estudio o investigo nuestro pasado, después de hacerlo lo pongo
en duda actuando como los heterodoxos de antaño.
Definiré
heterodoxia con algunos ejemplos: heterodoxia es el río Guadiana que sigue
siendo río cuando se sumerge por las tierras de la Mancha; heterodoxia es
casarse por el Juzgado sin pasar por la vicaría; heterodoxia es que el próximo
pregonero del 1.992 sea el embajador de Francia en Madrid, esperando que desmienta
la leyenda urbana de que la Batalla de Bailén, la más vergonzosa derrota del
invencible ejército de Napoleón, no se encuentra inscrita en el Arco de Triunfo
de los Campos Elíseos como una de las batallas ganadas por el Ejército francés.
Finalmente, heterodoxia es en muchas veces la única y posible actitud para
buscar la verdad y ser libres. Sé que en el pasado ser heterodoxo era terminar
en la hoguera de la Inquisición, anatematizado social e intelectualmente por
las sacristías de los pueblos o por figuras tan relevantes como la del insigne
y prolijo escritor Menéndez Pelayo; a finales del siglo XIX Menéndez Pelayo
publicaba su voluminosa obra la “Historia
de los heterodoxos españoles”, poniendo a España al servicio de Dios.
Posiblemente ser heterodoxo con las fiestas
que pregono desde este balcón es un gran riesgo que corro, sobre todo cuando
tengo en mente una sentencia muy sabia de San Juan Crisóstomo: Est traditio: nihil quoeras; es
decir: Existe la tradición: no
busques más. A pesar de tan sabia advertencia, no le haré caso, pero sí
a Menéndez Pelayo cuando decía: “el primer deber de todo historiador honrado es ahondar en la investigación
cuanto pueda, no desdeñar ningún documento y corregirse a sí mismo cuantas
veces sea menester”.
En estos días,
para interpretar heterodoxamente al pueblo de Bailén, he observado aquellas
cosas y circunstancias que en un momento determinado han tenido y tienen
significación en vuestra memoria de pueblo, siendo alguna de ellas parte de la
vida diaria. El mejor material de mi cuaderno de campo ha sido la observación y
el diálogo con viejos amigos de Bailén (obreros y empresarios del tejar que
entre 1978 y 1979 negocié con ellos sus convenios, o vecinos con los que
ocasionalmente me encontraba y preguntaba sobre aquellas cosas de estas fiestas
que cambiarían). Así, antes de hilar este pregón, he pasado tardes y tardes
entre vosotros, observando y preguntando sobre muchos temas del día a día, y
también sobre algunos hitos que son
vuestro pasado como pueblo, oyendo diferentes versiones. Entre todos los
apuntes tomados he elegido los que son el ornamento de la Fiesta del 19 de
Julio pero, como he dicho antes, desde la heterodoxia aunque tenga efecto
boomerang contra mí:
- La desviación
de la carretera Nacional IV para construir la Autovía de Andalucía.
- La excesiva
manifestación patriótica del Ejército durante las fiestas, cuando los
héroes de la Guerra de la Independencia fueron el pueblo español de las
guerrillas contra los franceses o el del Pueblo de Bailén con la batalla
gloriosa del 19 de julio de 1808;
- Y el
monumento que falta por erigir a María Bellido, no el saldo escultórico
que se levanta en la plaza del General Castaños.
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La desviación de la carretera Nacional IV
para construir la Autovía de Andalucía.
El bien
público de las carreteras es una exigencia que todos deseamos. Ellas vertebran
nuestra economía. Bailén, por su situación en la piel de toro y capacidad
productiva, ha sido la Casa de Postas Principal en viejos tiempos, y hoy sigue
siendo la brújula de todos los caminos que entran en Andalucía por
Despeñaperros.
Yo, que soy un
impenitente viajero, cuando encuentro la dirección y kilómetros a Bailén, me
animo. Así sucede a todos los que vienen o se van de nuestra tierra. Al pasar
por Bailén, saben que están a medio camino o llegando a su destino: el Zodiaco,
la Barra, el Paso, Lope de Sosa y el Parador Nacional son el descanso obligado
y confortante. Para los coches, autobuses y camiones son referencia de calidad
sus talleres y estaciones de servicio para reparar las averías o repostar. La
iniciativa privada, la laboriosidad de vuestras manos, el arte industrial y
artesano de tejares y alfares, han hecho de este pueblo que sea algo más que un
pueblo por donde pasa la carretera o el lugar de una Batalla, que junto al levantamiento
del 2 de mayo de 1808 en Madrid, los historiadores dan como comienzo de la
Historia Contemporánea de España.
Bailén debiera
ser el lugar y el pueblo que recibiera la alta consideración oficial de bien público.
No obstante, la autovía ha creado en muchas de vuestras casas la situación
dudosa y de crisis en el próximo futuro. Yo os pido que seáis heterodoxos
reivindicando popularmente y sin miedo a las circunstancia, si no queréis
sufrir como otros pueblos el aislamiento por la exigencia de la velocidad, la
seguridad y el bien público. Antes del siglo XIX con la Casa de Postas
Principal y a partir de 1934 con la inauguración del Parador Nacional, Bailén
ha sido durante siglos, por su situación geográfica y los servicios prestados,
un lugar de bien público que debió protegerse por los que gobernaban en Madrid,
Jaén y ahora en Sevilla; sin embargo, cuando llegaron los topógrafos y la
maquinaría pesada para construir en el sendero de la Nacional IV la Autovía de
Andalucía, crearon un semicinturón alejando de la población el tránsito
tradicional del viejo eje coaxial Bailén-Motril y Bailén-Albacete. Aunque
mañana yo sienta la presión política cercana por mis palabras, me pregunto:
¿quién de Jaén, Sevilla o Madrid ha programado una compensación por los daños o
una alternativa vía transferencia al Ayuntamiento? ¿Nadie que nos representa en
Jaén, Sevilla y Madrid recuerda el servicio público prestado a viajeros y
mercancías durante años y años no sólo por vosotros, sino por todas las
generaciones que os precedieron? Nunca olvidéis lo que un día, el 19 de Julio
de 1.808 hizo María Bellido, aunque
en el intento se rompa más de un cántaro.
-
La tradición militar de las fiestas de
Bailén: Un pasado más y menos glorioso.
Sr. Alcalde y
viejo compañero en la lucha sindical y política. Cuando a finales de la década
de los setenta yo negociaba con Salvador Ortiz, José María Sánchez y contigo
los convenios de tejas y ladrillos, buscábamos la ruptura con el pasado, pero
sólo pudimos conseguir política y socialmente una transición vigilada por el
ruido de los sables. Eran tiempos en los que todo estaba por hacer. Ha pasado
más de una década y desde el pasado 26 de mayo eres el alcalde de Bailén.
Tienes cuatro años para trabajar por tus vecinos, dando al César lo que es del
César y al Pueblo lo que es del Pueblo. Si quieres ser un alcalde heterodoxo,
si quieres que tu pueblo celebre estas fiestas según la historia y no continuar con la tradición
del viejo absolutismo de épocas pasadas, haz que las próximas fiestas del 1.992
sean las fiestas en las que una representación del Ejercito venga a homenajear
al pueblo de Bailén y no viceversa, porque como dijo desde este balcón Manuel
Díaz Povedano, militar y pregonero, “salvar
la Patria no es tarea de iluminadas o visionarios, sino para todo un pueblo”.
Te lo dice
alguien que conoce nuestra historia y que desde hace pocos años siente orgullo
por la Institución militar. Preguntadle a vuestro cronista oficial, Matías de
Haro, si esta tradición militar de las fiestas es del pueblo de Bailén o es la
tradición que se impuso desde Madrid por conveniencias políticas y militares de
la época. A pesar de que la Batalla fue en 1808, la Fiesta del 19 de Julio
comenzó a celebrarse en 1817 sin presencia militar y así hasta la última década
del siglo XIX. Entonces la España de la Restauración vivía inmersa en una profunda depresión
económica y social, el caciquismo gobernaba los pueblos de España y el
Parlamento sólo representaba a la nobleza, a la burguesía y al Ejército
perdedor de aquel imperio “en el que no
se ponía el sol”. La última puesta de sol en ultramar fue en 1898 con la
pérdida de las colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. A la jerarquía
militar sólo le quedó acuartelarse en la “España
oficial” y en el cercano territorio de Marruecos, que desde 1890 las
cabilas rifeñas habían intentado conquistar Melilla y otros enclaves.
En esta situación de desastre y
ruina, mientras Miguel de Unamuno
proclamaba que “lo que el
pueblo español necesita es cobrar confianza en sí [...] tener un sentimiento y
un ideal propios acerca de la vida y de su valor”, los gobiernos
conservadores y liberales buscaron el fervor patrio para los militares. Lo encontraron
en las fiestas de la Batalla de Bailén de 1890.
Hasta entonces el Ejército y los gobiernos de la monarquía sólo se
habían acordado de Bailén dos veces: la primera el 4 de septiembre de 1808, mes
y medio después de la Batalla, creando el Regimiento de Infantería y Caballería
de Bailén número 43 que, según los azarosos avatares de nuestra historia del
Siglo XIX, fue muchas veces disuelto y repuesto; la segunda vez que se
acordaron de este pueblo fue en 1862 cuando Isabel II, visitando la provincia
de Jaén, donó a Bailén una estatua que no tenía ubicación en Madrid.
Como he dicho,
uno de los lugares para mitigar la pérdida de las colonias y alimentar el
fervor patrio para los militares, fue Bailén. El 19 de julio de 1890 el
Ejército español tuvo por primera vez presencia en las Fiestas de la Batalla.
El Escuadrón de Sagunto de la Guarnición de Córdoba desfiló por sus calles. En
1897 vino una sección del Regimiento de Caballería de Villarrobledo…En 1908,
primer centenario de la Batalla, los gobiernos de Madrid y Jaén se olvidaron
una vez más de Bailén. El ilustre cronista de esta Ciudad, Matías de Haro, lo
denuncia cuando investiga la tramoya política y militar que Jaén, Madrid,
Zaragoza, Gerona y en otras ciudades levantan para celebrar el primer aniversario,
apoderándose del nombre y la Batalla de Bailén en fastuosos actos, quedando
esta ciudad y sus vecinos como convidados de piedra. Matías de Haro escribe: “hemos visto acuerdos municipales y cartas
cruzadas entre Autoridades y los Jerifaltes de la Política Nacional y
Provincial… para sonrojarse de vergüenza…, el fervor oficial sólo alcanzó a
conceder la venida de una representación del Ejército, de las distintas armas
del mismo…El 18 de julio por la mañana llegaron de Córdoba un escuadrón de lanceros
de Sagunto, una Compañía de Infantería con bandera y música del Regimiento de
la Reina y dos piezas de Artillería ligera”.
Siguiendo con
el relato histórico sobre la presencia militar en Bailén durante las fiestas de la Batalla, esta presencia continuó
durante el siglo XX hasta julio de 1936. En el programa de la Comisión de
Festejos, que presidía el alcalde socialista Juan Comino Soriano, reseña para
el 18 de Julio la recepción y desfile de una Sección del Regimiento de Lepanto,
n.º 5, con música, bandas de cornetas, tambores y escuadra de gastadores. Todo
quedó sobre el papel del programa por que se suspendieron las fiestas: ese mismo
día Franco y la mayoría del Ejército regular se sublevaron contra el Gobierno
de la República; en 1939, terminada la guerra civil, el nuevo ayuntamiento
franquista habría la portada del programa con la siguiente leyenda: “Fiestas conmemorativas CXXXI Aniversario de
la Batalla de Bailén y III del Glorioso Alzamiento Nacional. Franco. Franco.
Franco”, seguido de grandilocuentes soflamas para el Dictador y su “Glorioso
Ejército”. Nada se indica sobre qué Unidad militar desfilaría el 18 y días
siguientes, salvo fuerzas del Ejército,
Milicias y Organizaciones juveniles del FET y de las JONS.
Cuando paseaba
por vuestras calles tomando nota, un vecino de la calle General Serrano Rojas
me manifestó sentirse orgulloso de vivir en esta calle por su humanidad y
carrera militar que hasta entonces había desarrollado Ramón Serrano Rioja, al
que conocía cuando éste vivía en Bailén. Después me confirmaron que los méritos
del General Serrano Rojas eran reconocidos por todas las clases sociales. En
una democracia, las asociaciones y los ayuntamientos de los pueblos deben
rendir homenaje a sus vecinos que fueron ejemplo profesional y personal para
todos ellos y para generaciones posteriores. Una vez más traigo las palabras de
Matías de Haro, que al estudiar el callejero de Bailén desde primeros del siglo
XX, se quejaba: “Bailén honra a
personajes funestos que nos llegaron de fuera, en cambio no fue capaz en modo
alguno de honrar como correspondía a caballeros de próximos pasados tiempos,
que tanto dieron a nuestra Ciudad”. En mi paseo por la Ciudad he leído el
nombre de alguno de esos personajes funestos. Es por eso que este Ayuntamiento,
hoy presidido por ti, alcalde, y mañana
posiblemente por otro, sea del signo político que sea, practiquéis la
heterodoxia de Miguel de Unamuno cuando comparaba la historia oficial con la
intrahistoria del pueblo: "... los
periódicos nada dicen de la vida silenciosa de los millones de hombres sin
historia que a todas horas del día... se levantan a una orden del sol, y van a
sus campos a proseguir la silenciosa labor cotidiana y eterna...esa vida
intrahistórica, silenciosa y continua...es la sustancia misma del progreso, la
verdadera tradición eterna". ¿Cómo es posible que en el callejero de
Bailén, además de las calles Alfareros y
Tejares no estén rotulados los nombres de grandes ceramistas, alfareros y
emprendedores del sector que en el pasado y hoy tiene esta epopéyica ciudad? Espero
que otros bailenenses, además de los de alta cuna, también los de baja cuna
tengan el reconocimiento institucional. Muchos de ellos, además de dedicar su
vida a la familia y a sus vecinos, consiguieron ser un referente social para
Bailén.
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El monumento que falta por erigir a María
Bellido, no el saldo escultórico que se levanta en la plaza del General Castaños.
Hace unas
noches me encontraba sentado en la Plaza del General Castaños. Pensé, ¡qué
fuente tiene Bailén, pero que mal monumento a María Bellido! Aquella
reina de la inestabilidad e intrigas, Isabel II, se comprometió con Bailén a
erigir un monumento a la heroína María
Bellido, mujer de sesenta y cinco años, curtida por el trabajo y la lucha
diaria en la España de los primeros años del siglo XIX. María Inés Juliana Bellido Vallejo como se llamaba nuestra heroína
del 19 de Julio de 1808, moría en Bailén meses después, el 7 de marzo de 1809.
En la
provincia de Jaén sucedieron dos hechos históricos que han marcado su
transcendencia en la historia de España. La batalla de las Navas de Tolosa, el
16 de julio de 1.212 y la Batalla de Bailén el 19 de julio de 1808. En ambas
batallas sendos personajes humildes del
pueblo pasaron a la historia y a leyendas tardías que historiadores y
apologéticos del poder describieron y usaron con diferentes fines su presencia.
En Navas de
Tolosa fue un pastor local, que tres siglos después el cronista Gonzalo
Fernández de Oviedo lo identifica como Martín Alhaja. Este pastor reveló a las
tropas cristianas del rey Alfonso VIII de Castilla la existencia de una senda
segura para llegar a la zona del enfrentamiento sin ser descubiertos y emboscar
a las tropas del campamento musulmán de Muhámmad an-Násir. Antonio González
Orea, viejo amigo y escultor, autor del monumento de la Batalla de Navas de
Tolosa que hoy se levanta en La Carolina, describía en Cuadernos de Historia la
anatomía del proceso de creación del monumento. En ese proceso de su creación
escultórica monumental, González Orea dice:
“En primer término, sobre la proa, como vigía
que avanza y señala el camino, la escultura del pastor realizado en bronce:
Grácil, dinámica y a la vez con un matiz angélico. La tradición y el mismo Rey
los creía, considerando a aquel ser desconocido como un enviado de Dios. La
hagiografía de la época lo identifica con San Isidro…., por ello quise resaltar
la importancia de esta figura como síntesis y símbolo de la realidad de una
época en la que la fe era móvil que arrastraba hasta los grandes triunfos o los
grandes desastres…Estas palabras las cojo de una crónica histórica de la
Batalla escritas por el Arzobispo de Toledo, Ximenez de Rada, testigo de ella,
justificando la importancia de este pastor: «Dios omnipotente nos
envió un hombre que había apacentado ganado. Este nos mostró un camino fácil,
practicable por un declive. No fue necesario ocultarse a la mirada de los
enemigos…Y por don de Dios, así fue, que Dios escoge a veces por heraldos suyos
a gentes ínfimas»”.
El mismo rey
Alfonso VIII confirmaba al Papa Inocencio III el relato sobre el pastor: “nuestros magnates que iban en la
vanguardia, guiados por un rústico que Dios nos envió impensadamente,
encontraron allí mismo otro paso bastante fácil, y desconociendo los sarracenos
aquél paso, pusieron las tiendas en un sitio próximo al ejército enemigo”.
El monumento de esta batalla medieval entre dos ideologías religiosas y
políticas fue inaugurado hace diez años, el 17 de julio de 1981.
El pastor de
Navas de Tolosa tuvo un inmediato reconocimiento en crónicas y cronicones de la
época y también de los historiadores hasta nuestros días. No fue así para María Bellido durante varias décadas.
Después de su muerte en 1809, salvo en el recorrido boca en boca de su hazaña entre
los vecinos de Bailén, sobre todo entre su familia, María Bellido fue olvidada hasta 1862. Caprichosamente, una vez más,
nuestra historia de pueblo, la intrahistoria de héroes de baja cuna, se quedó
sin reconocimiento público.
En octubre de
1862, 54 años después de la Batalla, la reina Isabel II visita la provincia de
Jaén. A Bailén llega el 6 de octubre, a las 10,30 horas de la noche. Al día
siguiente recorre algunas calles. En uno de los actos que las autoridades
celebran con la Reina, el poeta y diputado provincial Francisco Rentero le
ofrece la bala que supuestamente rompió el cántaro de María Bellido, guardada hasta entonces por un familiar de la
heroína, relatándole cómo actuó María
Bellido:
“Señora: Otros pueblos han hecho a V.M.
obsequios de gran valor. Bailén sólo es rico en gloriosos recuerdos y en el
cariño y lealtad a sus Reyes. Por eso sólo puede ofrecer hoy a V.M. este tosco
pedazo de hierro, que es al mismo tiempo un pedazo de su gloria. Dígnese V.M.
admitirlo y si V.M. lo permite, le haré una breve reseña del recuerdo histórico
que encierra.
Una vez que la
Reina le concedió la palabra, Francisco Rentero continuó:
“…en lo más recio de la batalla que
inmortalizó los campos de Bailén, una hija de este pueblo llamada Luisa
Bellido, como otras muchas, discurría por entre las filas del ejército,
prodigando consuelo a los heridos y mitigando la sed abrasadora de nuestros
soldados; y al ofrecer agua al ilustre general Reding, esta bala rompió el
cántaro que llevaba en la cadera. Sin inmutarse, con serenidad del héroe,
recogió del suelo el cántaro que aún tenía en su centro la bala apagada y una
cantidad pequeña de agua, la ofreció de nuevo al general. Vuestro augusto
padre, Señora, premió tan heroica hazana, señalando a María Luisa Bellido una pensión vitalicia, que sólo pudo disfrutar
dos meses después de su concesión…Que si la bala significa in pedazo de nuestra
gloria, sólo está bien que V.M. la guarde como la más fiel depositaria de la
honra nacional”
Isabel II deja
Bailén tras realizar varias donaciones: un reloj de mesa para ser rifado y
sufragar la construcción de un monumento a la Batalla de Bailén, y una
escultura que exaltara a la España victoriosa. El reloj llegó a Bailén 46 años
después, en 1908, cuando se cumplía el primer aniversario de la Batalla. La
escultura, que se encuentra erigida en la Plaza del General Castaños, procede de
los jardines del Buen Retiro de Madrid. Es una escultura clásica de una diosa
romana que sujeta con una mano una bandera y con la otra un escudo simbolizando
la "España Victoriosa”.
Aunque por una
manipulación fermentada en el pasado la escultura de la diosa romana es
identificada en Bailén como María
Bellido, nunca será María Bellido,
aquella mujer de 65 años que tuvo como bandera su arrojo en el fragor de la
batalla y como escudo un cántaro para
mitigar la sed de los combatientes. María
Bellido es algo más que este hecho, porque ella representa al pueblo de
Bailén, aquel que el general Francisco Javier Castaños, jefe de las fuerzas españolas, elogió después
de la Batalla: "Heroicos vecinos,
cuya lealtad y patriotismo debe servir de ejemplo y será bien señalada en la
historia de nuestra gloriosa guerra; pues aunque algunos podrán querer competir
en los auxilios de víveres y agua que arriesgando su vida proporcionaron
durante la batalla, sin que las mujeres y niños cediesen en nada a los más
esforzados varones".
Hasta hoy,
julio de 1991, María Bellido no
tiene un monumento, un monumento que al pasar el viandante, sea de Bailén o
venga a visitar esta noble y heroica Ciudad, al contemplarlo diga: MARÍA BELLIDO. Hasta entonces, el mejor
de los monumentos que tiene María
Bellido en Bailén es la placa descubierta en 1908, en la calle rotulada con
su nombre, cuya leyenda dice: "Los
obreros de Bailén a María Bellido, prototipo de valor y caridad en el
centenario de su heroica hazaña: 19 de julio de 1808-1908". Este hito
tan humilde y sencillo tiene más memoria e historia real sobre Bailén que la
isabelina “matrona”.
Después de
contemplar la diosa matrona, dejé la Plaza del General Castaños y me dirigí al
paseo de las Palmeras. ¡Qué lugar único!
rodeado por 77 palmeras adultas y una de talle infantil. Al fondo el monumento
a la Batalla de Bailén, combinación
perfecta de arquitectura monumental y cerámica en bajo relieve. El arquitecto
Vicente Sánchez Andújar y el ceramista José Antonio Rivas han conjugado fuerza
y diseño (figuras geométricas como tetraedros, cemento y cerámica con la
técnica de bajo relieves, representando en varios murales el cuadro de Casado
del Alisal (“La rendición de Bailén”)
y la actividad económica que desde siglos atrás sustenta a esta población: la
cerámica y el olivar. He tenido el privilegio de contemplar el Monumento junto a uno de sus autores, mi viejo amigo José
Antonio Rivas con quien compartí en el pasado sus exposiciones en Andújar,
Linares, Jaén…, siendo casi siempre el crítico de sus catálogos. Antes de dejar
el Monumento, leo dos pequeños poemas escritos en ambos lados del mismo, poemas
escritos por José Antonio Rivas, aunque le confesé que más que un homenaje a los
héroes de Bailén, era un homenaje a los franceses vencidos:
"AQUI
ESTÁIS,
YA NO SOIS HÉROES,
LA TIERRA POR DONDE RODASTEIS
JUNTOS
NO GUARDA RENCOR NI ODIO.
PORQUE EL COLOR PURPURA DE UNA
SOLA SANGRE DERRAMADA,
FERTILIZÓ ESTE PUEBLO NOBLE,
HOY HERMANOS DE FRANCIA".
Como he dicho al comienzo, es uso
y costumbre que el pregonero, buscando en el pasado y presente, elija temas
vivenciales que animen o que ilustren este momento festivo. Yo he elegido
ilustrar lo que he tenido delante de mis ojos, valiéndome como lo hacían los
heterodoxos en siglos pasados, de la crítica y divergencia entre tradición e
historia. Ahora, querido Pueblo de Bailén os toca a vosotros juzgar.
Me quiero despedir deseando que
disfrutéis vuestras fiestas y cuando terminen, que consigáis vuestros
sueños.
PUEBLO DE BAILÉN, FELICES FIESTAS DEL "DIECINUEVE DE JULIO"
de 1991.
Bailén, 17 de julio de 1991